domingo, 17 de abril de 2016

Un dolor de cabeza para lo tradicional

Ante la aparición de diferentes tendencias en el entorno, surgen nuevas oportunidades y se abre nuevos mercados, compitiendo así con los mercados tradicionales, que a su vez se ven obligados a evolucionar para no perecer. Ante este caso nos encontramos con la economía colaborativa, que se basa en acercar los bienes y servicios mediante mediadores a unos clientes muy exigentes, como son lo millenians, que buscan una serie de características y comodidades que no encontrarían en un bien tradicional. 


Los millenians se guían por comentarios y experiencias de clientes que ya pasaron por allí, dejando estas opiniones en la red para que cualquier interesado pueda llegar a ellas, aquí nos encontramos con una clara vertiente social.

En cuanto a la economía, los millenians buscan un servicio más barato, sin lujos pero que cubran sus necesidades vinculadas a la economía y al autoconsumo como WI-FI y cocina, esto hace que el precio se reduzca y que las empresas dedicadas a este sector tengan en cuenta mucho más la calidad, en este caso nos encontramos con una vertiente económica y a la vez con una vertiente tecnológica, puesto que tienen necesidades tecnológicas y las usan para decidir realmente el bien o servicio que quieren disfrutar.




Debido a la novedad del mercado, todavía no existe una regulación del mismo, por lo que estamos antes un problema político-legal, dado que cada empresa va a tirar siempre para su beneficio y lo que realmente importa es el beneficio del cliente.



Para terminar, comentamos la clara unión que tiene el macro-entorno y el micro-entorno, puesto que del macro-entorno surge el mercado y el micro-entorno se adapta a él o cae en el olvido, con esto se llega a una conclusión un poco darwiniana, los mercados están continuamente evolucionando y las empresas deben adaptarse a ello, o si no se quedarán atrás.

"Nuestra civilización vive un momento altamente excitante con la transformación de la sociedad analógica en una nueva sociedad digital. Y la industria turística no va a permanecer impasible a este cambio. De su capacidad para innovar, adaptarse a las disrupciones tecnológicas, rediseñar los modelos de hospitalidad y abrazar la colaboración entre empresas y ciudadanos dependerá la gestión futura de esta industria, si en manos de los protagonistas actuales o en manos de las compañías tecnológicas que ya se vislumbran en el horizonte. Innovación + diferenciación + colaboración. Éste es el catecismo de la generación Millennium”. Fernando Gallardo periodista, Crítico de hoteles en el diario El País desde 1987. 

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