lunes, 18 de abril de 2016

ECONOMOMÍA COLABORATIVA EN EL SECTOR HOTELERO, ¿AMENAZA U OPORTUNIDAD?


Nos encontramos ante un mundo globalizado en el que las nuevas tecnologías están a la orden del día. La economía colaborativa se va consolidando cada vez más hasta el punto en el que las empresas tradicionales ven amenazada su posición en el mercado.

En el caso del sector hotelero, cada vez son más los clientes que deciden hacer uso de las llamadas “apps” o aplicaciones móviles para disfrutar de sus vacaciones, ya sea reservando a través de aplicaciones como pueden ser “Booking” o “Trivago” o alojándose en apartamentos turísticos por un precio reducido a través de plataformas como “Airnbn” o “HomeAway”, las cuales ofrecen un contacto directo entre particulares y clientes.

Ahora bien, ¿en qué medida la economía colaborativa beneficia o perjudica al sector hotelero?

En primer lugar, es innegable el impacto que genera en términos de mayor competencia y consecuentemente, mayor calidad. El surgimiento de dichas plataformas ha provocado que los hoteles tradicionales necesiten ofrecer un mejor servicio para diferenciarse y atraer a los clientes que, pudiendo alojarse en apartamentos por un precio bastante más bajo, se decanten por ellos.

Además, no sólo se trata de una mejora de calidad de los servicios ofrecidos en aquellos hoteles que no participan en el lucrativo negocio de la economía colaborativa, sino que también fomenta la competencia y la mejora de la calidad en los apartamentos turísticos ofertados en la plataforma. Esto se debe a que dichos apartamentos son calificados según las opiniones de los usuarios; ya no se trata de llaves. De esta forma, los clientes optarán por aquellos alojamientos con mayor número de opiniones positivas, provocando que los apartamentos con menor grado de satisfacción trabajen para mejorar la calidad de sus servicios.

Tampoco debemos olvidar la gran oportunidad que suponen estas plataformas no sólo para el sector hotelero, sino también para determinados segmentos de demanda. Por un lado, aquellos hoteles que decidan abrirse a este segmento de mercado, gozarán de los inmensos

beneficios que genera, mientras que por otro lado, aquellos clientes que, por motivos económicos, no podían permitirse el irse de vacaciones por las elevadas tarifas de alojamiento en hoteles tradicionales, ahora pueden disfrutar de una estancia en un apartamento turístico por un precio mucho más bajo, lo que fomenta el desarrollo del turismo.

Sin embargo, no todo son ventajas. Legalidad, ahí es donde reside el problema. Mientras que algunos particulares utilizan dichas plataformas de forma legal, existen otros que se benefician de ellas eludiendo impuestos e incumpliendo normas de salubridad y seguridad. Y no sólo eso,  aquel particular que gana determinada cantidad de dinero un par de veces al año alquilando una habitación tiene ingresos extra, mientras que si se trata de autónomo debe cotizar mensualmente a la Seguridad Social. Por tanto, no se trata de un juego justo.

Por todo ello, debemos decir que es necesaria la regulación, pero no la prohibición. Uno de los puntos que resultaría fundamental modificar es el ámbito de la normativa, dado que ésta es autonómica y dispar, por lo que  sería necesario crear un marco jurídico único de manera que todos jugaran en las mismas condiciones.

Es innegable que la economía colaborativa está dispuesta a quedarse, por lo que, como dicen, si no puedes vencer al enemigo, únete a él. Ese es el lema que deberían tener las cadenas hoteleras para no perder su posición en el mercado y quedarse estancadas en la modalidad de alojamiento tradicional. Por tanto, debemos abrazar a las nuevas tecnologías y  aprovechar las grandes oportunidades que ofrecen si no queremos perder nuestro sitio en este sector tan bonito como es el hotelero.

Natalia Santonja


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